.
.
Supe de Oscar Saavedra Villarroel en mi primera visita a Santiago de Chile, el año 2006. Era una madrugada de octubre, cuando el poeta Alexis Donoso, señalándolo, me dice: él es Oscar Saavedra. Eso fue todo. Tres meses después, ya en Lima, preparamos con Alexis una muestra de 5 poetas jóvenes chilenos, uno de los seleccionados fue Oscar. Publicamos un adelanto de lo que será su proyecto dOPING hISTÓRICO; desarrollado en cinco partes. TECNOPACHA, el libro que ahora edito, es su primer volumen. Sin ánimo de pontificar, estoy convencido, se trata del primer documento político que recoge, en código verso, la lengua de una Latinoamérica desgarrada y ansiosa por decir mucho más allá de ese registro escritural que suele perderse en los laberintos de la retórica efectista. Por eso, este libro, es un aporte fundacional. Aquí recuperamos al poeta épico, al artista como crítico de su contexto, al hombre que se duele y denuncia. TECNOPACHA tiene la virtud de conmovernos, su lectura nos ubica frente a nuestras cartografías internas y externas. Nada se guarda el poeta, todo lo grita como un himno ancestral que hemos venido repitiendo desde siempre, pero aquí la lengua, su lengua, nuestra lengua, se levanta como un fakir para lanzarlo como un grafiti posmo sobre la ciudad incendiada. Sobre la ruta andes donde Ofuscado me tendí entre alimañas tercermundistas, / entre la flora artificial del hambre que dibuja un paraíso de metal.
Harold Alva
No hay comentarios.:
Publicar un comentario