JORGE HURTADO
Nació en Casagrande (La Libertad) en 1976.
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Ingeniero Industrial, egresado de la Universidad Nacional de Trujillo. Poeta, narrador y periodista. La mayor parte de su trabajo poético está aun inédita. Ha publicado en las revistas Aspermia, Umbral, entre otras. Una selección de sus poemas ha sido publicado en la antología 18 poetas latinoamericanos (Zignos, 2006) y participó en los recitales de poesía y el disco de lecturas Entre Dos Siglos. Eventualmente publicaba una columna en el diario Correo, formó parte del proyecto periodístico Plural (Trujillo), escribe en la revista Las Sumas Voces. Emitía un espacio radial de crónicas “El Rincón sin Dios”. Actualmente se dedica al periodismo cultural en el diario La Primera. Obtuvo el primer premio en el 2º Concurso de Cuentos de la Feria Internacional de Libros de Trujillo, en el 2005.
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.Óxido de Jorge Hurtado es una crónica de un tiempo que aún no existe, o si está acá no lo hemos visto, y por eso justamente este libro es una cartografía de un mapa humano, intrincado y revelador, un cuerpo sin órganos pero con tantas trayectorias de bala como de pluma. La realidad no es más que una suma de sustancias químicas y hormonales, de allí que la voz que vive en estos poemas se atraviese en todos los caminos que este libro abre. Óxido es una obra valiente, honesta, lúcida e interesante desde donde se la mire, y quizá por estas características es que esta poética descentrada y fragmentaria hasta el paroxismo pueda ser una experiencia del óxido para los viejos armatostes y armaduras de la poesía, o incluso la descomposición del material químico de la misma tinta y papel como materialidades del poema.
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HÉCTOR HERNÁNDEZ MONTECINOS
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Óxido trabaja con la miniatura, desde los microsistemas deteriorados. No hablamos de un libro de instantáneas, sino de instantes en la respiración. En este sentido, Hurtado no se limita a modificar la velocidad del obturador, se expone para ser él mismo corroído, carcoma. Su mixtura de tonos y elementos (herrumbre, orín, hastío, metástasis) contrasta y denuncia a ese ser empeñado en mantenerse aséptico, eludiendo cada día su soledad desde las grandes pantallas, en los hipermercados. Óxido trabaja con la pérdida, desde la inflexión; con materiales aparentemente detenidos, pero que en el detalle muestran un quid furioso, acelerado en la transformación. Óxido: material imbuido en el abismo del color rojizo.
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Óxido trabaja con la miniatura, desde los microsistemas deteriorados. No hablamos de un libro de instantáneas, sino de instantes en la respiración. En este sentido, Hurtado no se limita a modificar la velocidad del obturador, se expone para ser él mismo corroído, carcoma. Su mixtura de tonos y elementos (herrumbre, orín, hastío, metástasis) contrasta y denuncia a ese ser empeñado en mantenerse aséptico, eludiendo cada día su soledad desde las grandes pantallas, en los hipermercados. Óxido trabaja con la pérdida, desde la inflexión; con materiales aparentemente detenidos, pero que en el detalle muestran un quid furioso, acelerado en la transformación. Óxido: material imbuido en el abismo del color rojizo.
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ALEJANDRO TARRAB
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Jorge Hurtado ha penetrado al submundo para purificarse, en su travesía ha ido marcando con sus dedos los filos con los que ha rasgado sus nervios, de allí que la estructura de Óxido sea una propuesta del sobresalto, un libro que resume toda la poética de la urbe, esa ciudad que durante los años noventa marcó a estos ángeles oscuros, a estos pasajeros de la noche que yacen ahora como los personajes de estas visiones apocalípticas. Aquí están todas las propuestas que leímos como islas a fines del siglo XX, pero Hurtado las trasciende y con ello se salva, su discurso entonces se convierte en la poética de un sobreviviente. Óxido es un libro como golpe: un certero derechazo que se instala a traición. Óxido será una llave hacia lo espeluznante, un reflejo mortal para los ojos que se acerquen a sus páginas.
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Jorge Hurtado ha penetrado al submundo para purificarse, en su travesía ha ido marcando con sus dedos los filos con los que ha rasgado sus nervios, de allí que la estructura de Óxido sea una propuesta del sobresalto, un libro que resume toda la poética de la urbe, esa ciudad que durante los años noventa marcó a estos ángeles oscuros, a estos pasajeros de la noche que yacen ahora como los personajes de estas visiones apocalípticas. Aquí están todas las propuestas que leímos como islas a fines del siglo XX, pero Hurtado las trasciende y con ello se salva, su discurso entonces se convierte en la poética de un sobreviviente. Óxido es un libro como golpe: un certero derechazo que se instala a traición. Óxido será una llave hacia lo espeluznante, un reflejo mortal para los ojos que se acerquen a sus páginas.
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HAROLD ALVA
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