martes, 28 de octubre de 2008

Sobre ANOTACIONES de Daniel Maguiña Contreras y PLAQUETA PARA MARÍA de Omar Rosario Rodríguez (Ed. Zignos, 2008)

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Escribe: Harold Alva
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Hay quienes se atreven a encasillar como generación a los poetas que aparecieron con el nuevo siglo, quizá por cuestiones didácticas, quizá por constituir un nuevo canon. El solo intento limita un contexto cuyo radio va más allá del año 2000, me arriesgo a pensar en 1992. Ortega y Gasset en su muy famosa “Idea de la generación” la representaba como "una caravana dentro de la cual va el hombre prisionero, pero a la vez secretamente voluntario y satisfecho”, seguía: “Va en ella fiel a los poetas de su edad, a las ideas políticas de su tiempo y hasta al modo de andar usado a los veinticinco años” y para no reducirla a una moda, hablaba del compromiso dinámico entre masa e individuo que es lo que marca su trayectoria vital: histórica.
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Yo me pregunto ¿Hay compromiso histórico en estos jóvenes poetas? Alguien podría decirme que el arte está más allá de ese rol, que el arte está más allá de la militancia. Vuelvo a preguntarme: ¿Acaso el arte no cumple un rol social? ¿Nuestros poetas han metido en sus versos esta caravana social que hace rato avasalló sus hábitos? Pienso en algún nombre, en algún poeta joven al modo de Romualdo, o Scorza, o Valcárcel o Juan Gonzalo, intento encontrar un nombre, intento encontrar un poeta crítico a este tiempo, con opinión política, que analice y responda sobre lo que acontece, no un liberal extremista, tampoco un anarco incendiario, sino un poeta cuya sensibilidad recoja sin odio lo que ocurre y lo procese y lo transmita.
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Como no encuentro una respuesta, intento responder a esa ausencia de respuesta. Porque algo debe haber pasado para llegar a este silencio. Esta generación -contando desde 1992- ha sobrevivido a décadas siniestras. Los que nacimos entre 1968 y 1992 (1), para situarme entre dos acontecimientos históricos que cambiaron el rumbo de nuestro País: Velasco el 68 y Fujimori el 92, somos sobrevivientes a diversas formas de gobierno, en este proceso hemos sido testigos del derrumbe de las ideologías y del estallido de la globalización; hemos perdido por lo tanto hasta el sentido de las palabras. Raúl Zurita, el emblemático poeta chileno, respondía sobre esto hace tres años (2). Zurita decía que hemos perdido el significado de las palabras, afirmaba que el marketing intentaba darles otro sentido y que por eso era importante volver a escribir, por ejemplo, la palabra “amor”, término cursi o trivial que incluso rechazamos.
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Yo le agrego las palabras “compromiso”, “solidaridad” y, sobretodo, “comunicación”. Da la impresión que nos hemos perdido, que hemos dejado de ser esa mixtura sociedad / individuo, entonces necesitamos reconstruir ese lazo que unía al poeta con su entorno, necesitamos reconstruir ese puente para olvidarnos del individualismo que ha hecho escritores como islas. Pero necesitamos recuperar el significado de las palabras.
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Daniel Maguiña Contreras

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Hace cuatro años conocí a Daniel Maguiña Contreras, por aquel entonces yo editaba la colección El Malhechor Exhausto (3), el último de los autores publicados había sido Alex Alejandro, miembro del Grupo Jade (4). Daniel, al día siguiente me envía sus poemas, me envía el “Capítulo T”, un conjunto de textos en prosa cuyo eje temático era el amor, pero el amor en tono sabinesco, no el amor cursi, sino el amor irónico, el que realmente duele, el que le obliga a la mano escribir algo para no marcar el teléfono de la culpable. Entonces había eso a lo que se refería Zurita, Daniel le devolvía a esa palabrita su significado original.
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Hace un par de meses me confirma que tenía un conjunto de poemas que consideraba publicables, pero no quería editar solo, me habla sobre un amigo con quien había coordinado para publicar juntos: Omar Rosario Rodríguez. Me presenta a Omar vía correo electrónico, después contactamos vía MSN, y Omar me enseña sus poemas. El eje: el mismo, el amatorio.
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¿Qué tenía yo, como editor, al frente? Como poeta: ¿qué tenía al frente? Yo que cuestiono los años sobre los que quieren presentarnos una “nueva generación”, yo que considero urgente devolverle a las palabras su significado real, yo que reclamo a los poetas introducir la calle y su contexto en lo que escriben: tenía al frente a un par de poetas jóvenes que habían escrito en paralelo dos trabajos cuyo tema era el mismo y que querían hacerlo público en dos libros que se presenten como uno. Es decir, comunicados, recuperando ese lazo al que me referí hace un momento.
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Por eso el lanzamiento de esta colección bicéfala de poesía. El modo exacto para presentar en comunión estos discursos arriesgados. Se necesita ser arriesgado para publicar un poema de amor, cuando muchos de sus contemporáneos prefieren la erudición del texto por el texto. Nos pareció atractiva la idea de un libro bicéfalo, sobre todo por lo histórico del término, recordemos a Orthrus, el hermano de Cerbero, de la mitología griega, asesinado por Hércules; o el águila bicéfala de los masones cuyo origen se remonta a la ciudad samaritana de Lagash hasta llegar a los sultanes de Slkujian de donde fue llevada por los cruzados a Europa (5); o la serpiente bicéfala de los mayas, solo por citar algunos referentes.
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ANOTACIONES de Daniel Maguiña Contreras nos ubica frente a un poeta que no se hace problemas para introducir en su registro el lenguaje de la calle, los personajes de la televisión, los animes. Gracias a ese riesgo salva a sus poemas de caer en lo pueril. Si bien le escribe a una mujer o al silencio, su palabra no es la onda dulce que llega como una balada nuevaolera, todo lo contrario, por eso hablé de Sabina. Sus textos son prosas que se valen de los recursos narrativos, pero no pierden el sentido de lo poético. Omar Rosario Rodríguez si bien acude a la prosa poética en PLAQUETA PARA MARÍA, apela también al verso libre preocupado por la imagen. Sus poemas están construidos con un lenguaje que no titubea para decir lo que pretende.
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Gracias a ese compromiso por devolverle a la palabra su sentido -que ubico como parte del proceso para retornarle al poeta su rol social, ese rol que va más allá del sentimiento que sostiene a estos libros- apuesto como editor por estos jóvenes poetas.
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Omar Rosario Rodríguez


1. Estoy preparando DE GOLPE A GOLPE: LA ÚLTIMA GENERACIÓN / ANTOLOGÍA POÉTICA.
2. Entrevista realizada por Miguel Ildefonso para Odumodneurtse, el periódico de poesía que dirigía Álvaro Lasso.
3. Publicamos ocho títulos: M.D.I.H. de Miguel Ildefonso, ARTE RUPESTRE de Roberto Salazar, EL CIELO QUE ME ESCRIBE de Miguel Ángel Zapata, OPÚSCULO DE UN NOSFERATU de Leo Zelada, NAVAJAS de Karl Oharak, CUADERNO DE LUCIÉRNAGAS de Alex Alejandro, BAJO EL PUENTE DE LONDRES de Denis Castañeda y PUTAMADRE de Héctor Hernández Montecinos.
4. El grupo JADE de la Universidad Nacional Federico Villarreal estuvo integrado por Alex Alejandro, Oscar Perlado, Josefina Jiménez y Daniel Maguiña, entre otros.
5. El águila bicéfala masónica, por Iván Herrera Michel, en “Pido la palabra”.

lunes, 27 de octubre de 2008

LA ARMONÍA DE LOS MAPAS de OMAR SALOMÉ

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Escribe: Javier Ágreda
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Ingeniero de profesión, Omar Salomé (Tacna, 1972) hizo estudios de literatura en la universidad de San Marcos, donde compartió aulas con el interesante grupo de poetas "Sociedad elefante", conformado por algunos de los más prometedores escritores peruanos de la actualidad. Salomé se hizo conocido como narrador con una serie de muy buenos cuentos que circularon a través de internet, hoy día el más importante medio de difusión literaria. Desde las revistas y foros literarios virtuales, Salomé acaba de dar el todavía imprescindible salto al libro impreso con La armonía de los mapas, su primera novela.
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Salomé nos cuenta la historia de Héctor Berríos, un tacneño nacido en la década del 70 (como el propio autor) y que por eso crece en un mundo en el que el liberalismo salvaje ya se ha impuesto como ideología dominante, con la irremediable pérdida de algunos viejos valores como la honestidad y la solidaridad. Un mundo que además está globalizado y en el que el gran sueño de los jóvenes es precisamente el viaje a Estados Unidos, algo que Héctor logra muy joven, como premio de un concurso entre todos los escolares de su ciudad natal. Esa experiencia se convierte en un hito en su vida, pues lo hace destacar como alguien especial en su grupo de amigos y en su colegio, y además lo lleva a hacer de la competitividad casi su razón de vivir.
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A la manera de American psycho de Bret Easton Ellis, La armonía de los mapas nos muestra todos los excesos a los que puede llevar esa competitividad, la desenfrenada lucha de estos jóvenes por el éxito (laboral, económico, sexual, etc.), desde la frivolidad hasta la completa instrunmentalización de todas las relaciones humanas. Y para hacerlo Salomé apela a las más modernas técnicas narrativas, cambiando constantemente de "punto de vista" y con bien dosificados saltos en el tiempo, especialmente a la adolescencia de Héctor, cuando era un fanático del fútbol y del grunge, ese movimiento de rock contestatario y alternativo de los años 90 que tuvo su mejor expresión en las canciones de Kurt Cobain.
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El contraste entre esta cultura "alternativa" que Héctor vivió en su adolescencia y el frívolo mundo en el que vive actualmente es uno de los aspectos más logrados de este relato. También el buen empleo de los viajes como elementos simbólicos que determinan el paso de una etapa a otra en la vida del protagonista. En el otro extremo, en el de los reparos, diríamos que se hace sentir la ausencia de situaciones que expresen la intensidad de los conflictos que el protagonista está enfrentando. La armonía de los mapas es una interesante novela de formación, además de un honesto testimonio generacional.
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domingo, 26 de octubre de 2008

HELMUT JERÍ Y LA ÚLTIMA ESTACIÓN (Ed. Zignos, 2008)

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Escribe: Harold Alva
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En una entrevista el poeta Ricardo Ayllón me pregunta sobre cuál era mi visión sobre la poesía peruana, es decir, más allá de Lima, yo (como Ricardo), que soy de provincia (Piura), y que me jacto de ser descendiente de una de las mejores tradiciones del interior de nuestro país (Salaverry, Velásquez, Martos, Rojas, Alarcón) sentí que Ricardo había tocado en el clavo, sobre todo porque a pesar de la Internet y la velocidad de las telecomunicaciones todavía sobrevivimos en un país centralista. Y no es una afirmación que tenga que ver con cenáculos o con los escritores limeños, para nada, sino con los propios escritores de provincia, hay una especie de ceguera inconsciente que pese a la postergación de sus manifestaciones artísticas no les ha permitido hasta ahora construir algo contundente, no para hacerle la lucha a lo que se escribe en Lima sino para hacer sentir su presencia. Entonces tenemos poetas como islas. Se insiste con un centro cuando la respuesta está en construir sus centros y articular un movimiento que presente propuestas plurales para reafirmar que en efecto vivimos en un país cuya tradición literaria es una de las más ricas del orbe.
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Hoy, la actividad poética que se vive al interior es sorprendente. Poetas como los trujillanos Jorge Hurtado, Manuel Medina Velásquez, Denisse Vega Farfán, el piurano Luis Enrique Robles, la arequipeña Ana María Flores Núñez , Martín Zúñiga en el Cuzco o César Panduro y Helmut Jerí en Ica, nos demuestran que la poesía late sin frenos y que ese latido cada día se fortalece por la propia fe de estos jóvenes escritores. Sin embargo, pienso que se necesita más de lo meramente literario para transformar este panorama, me refiero al rol político que debe cumplir el poeta. Mientras no haya ese sentido por recuperar los espacios, el poeta será un hombre postergado.
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Estoy releyendo LA ÚLTIMA ESTACIÓN del poeta Helmut Jerí y confirmo que sí es posible levantar la voz para recuperar esos espacios. El año pasado el poeta chileno Héctor Hernández Montecinos –estuvimos en Caral con él y Helmut después del País Imaginario- en la presentación del libro de Jorge Castillo Fan, comentaba sobre lo que significaba el hecho de la aparición de un libro; decía que ya impreso era una victoria y hablaba de todas las trabas que se presentan como caprichos para detener el nacimiento, al vencerlas, el resultado era un libro con historia y proyectable. Cito esto porque LA ÚLTIMA ESTACIÓN es en efecto un libro con historia y proyectable. Para que aparezca hemos resistido a todas las zancadillas y muros inimaginables, ahora, en la puerta del horno, podemos jactarnos que estamos frente a una victoria. Y victoria doble cuando sus versos confirman que sí es posible levantar la voz desde la poesía para recuperar o construirnos los espacios.
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Helmut Jerí ha escrito un libro en el que circula con destreza por los viejos temas que nos devuelven a la convicción de que el poeta es un sujeto extraño - los seres me miran con temor- Entonces Helmut inicia, para pretender ser objetivo transmitiéndonos su lectura del mundo desde afuera, para poco a poco ir sumergiéndose en él mismo y presentarse como un poeta inusual, bucólico, pero sobre todo, social. Como Washington Delgado en Globe trotter o como Heraud en El río. Helmut con una poética del desencanto ha logrado construir poemas que pueden leerse como himnos cuya fuerza y honestidad no ha sido subordinada a la retórica. Lo importante para el poeta es transmitir el golpe, y el golpe llega de improviso para doler más.
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LA ÚLTIMA ESTACIÓN es un libro que transporta. Uno al leer sus versos imagina al poeta y a sus personajes al frente, como si de pronto se abriera una ventana con la lectura y nos ubica como voyeurs para continuar con esa acción hasta terminarlo, hasta cerrar la última página, pero te deja con esa sensación de culpa como quien no ha querido penetrar el puñal –los ojos- sobre ese cuerpo –el poemario. Si te vas, procura hacerlo por la ventana / Solo para que el mundo sepa / Que estas huyendo a la mala.
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Estoy convencido que estamos llegando a tiempo a LA ÚLTIMA ESTACIÓN. Demoró, pero era la última pues, estaba lejos. Helmut Jerí con este libro suma su nombre a esta nueva promoción de escritores –Alessandra Tenorio, José Agustín Haya de la Torre, Rocío Fuentes, Vanesa Martínez, Víctor Ruiz, Rafael García Godos, Miguel Ángel Sanz Chung, Romy Sordómez, Lali García, Vedrino Lozano, Andrea Cabel, Raúl Solís, Patricia Colchado, Jhon López, Diego Lazarte, Salomón Valderrama, entre otros- que sin haberlo asumido lleva en su espalda el peso de lo que significa este nuevo siglo.
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Cómo no tener confianza a lo que podemos hacer por construir esos centros para permitirle a la gran voz que ingrese. Es posible. Aún nada está dicho, pero depende de los poetas, más allá de la cuestión mediática que, al final, solo los arrincona en las cavernas del ego. La poesía es de todos. Debe volver a ser de todos. A ella nos devuelve LA ÚLTIMA ESTACIÓN.

viernes, 24 de octubre de 2008

Presentación de Plaqueta para María & Anotaciones

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Este martes 28 de octubre, en el Auditorio A de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Privada Ricardo Palma, se realizará la presentación del primer título de la colección bicéfala AZERTIJO, que se inaugura con PLAQUETA PARA MARÍA de Omar Rosario y ANOTACIONES de Daniel Maguiña. La cita es a las 5 PM. Los esperamos. El ingreso es libre.

jueves, 23 de octubre de 2008

PARA ROMPER LA CAMISA DE FUERZA (TERRITORIAL) DE LA POESÍA

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En torno a Tecnopacha (Ed. Zignos, 2008) de Oscar Saavedra Villarroel
Escribe: Róger Santiváñez

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Cuando visité Santiago de Chile en julio de 2006 –realizando el trabajo de campo para mi tesis sobre Enrique Lihn- conocí al joven poeta Oscar Saavedra Villarroel. Envuelto en una gruesa bufanda, gorra negra y cuadrados lentes de carey del mismo color, me llamó la atención su conversación chispeante y su mirada de inteligencia avizora. Pocos días después del primer encuentro –junto a otros muchachos de la más reciente generación de poetas chilenos-, tuve la ocasión de escuchar su poesía, por él mismo leída, en un evento escenificado en la SECH. El impacto fue rotundo en mi fuero interno y en el del público asistente, retumbó la fuerza atávica de un canto que evocaba la historia y dejaba percibir una nueva tonalidad épica en su desencadenamiento rítmico.
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2
En efecto, distintos momentos históricos eran tomados por esta poesía, para configurar un corpus verbalis que desde una perspectiva posmoderna, nos ponía en situación de trance y crítica contra todo el orden establecido. Tras la lectura, en la terraza de un bar en Bellavista, Oscar Saavedra me mostró los originales de su libro, entonces denominado dOPING hISTÓRICO. Celebramos –siempre con su mancha generacional- hasta altas horas de la madrugada. Así pasaron los meses y en abril de 2007 volví a la capital chilena para un Congreso Peruanista, y esta vez nos las ingeniamos para entrar con toda la mancha (que no tenía invitación) a la Embajada del Perú en Santiago donde se efectuó una rociada recepción. Aquella noche Oscar Saavedra volvió a leerme nuevos fragmentos de su libro en proceso de escritura.
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Y finalmente aquí está la obra terminada. Su título actual es Tecnopacha y se nos presenta como el primer capítulo de dOPING hISTÓRICO, que ya queda entonces como el membrete general de una creación mayor. Entremos entonces al análisis de este libro.
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Lo primero que podemos decir es que con Tecnopacha vuelve la poesía-discurso, de singular tradición en la poesía chilena. Baste recordar a Pablo Neruda y a Raúl Zurita. Estamos ante una especie de gran manifiesto construido en verso, aunque de vez en cuando nos encontramos con viñetas de prosa poética. La voz aural está encarnada en la primera persona, la cual provista de rotunda ironía va confeccionando un hilo discursivo sintetizado en reminiscencias vanguardistas que van desde el creacionismo hasta el movimiento beatnik, en un afán totalizador e integrador –una especie de inmenso retrato del capitalismo postmoderno y contemporáneo desde Chile- como si se quisieran agotar todos los temas de esta posibilidad.
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El discurso sazonado de refrescante coloquialismo, apela a una particular adjetivación (me presenté como burguesía cordillera), haciendo estallar lo calificativo mediante dos sustantivos puestos en extraño contacto. Reivindica lo indio andino con la denominación Pachas (tierra en kechua), término que alude al pueblo o a todo ser humano. Un innominado personaje –especie de alter ego del poeta- que puede ser femenino y/o masculino emprende un alucinado viaje (tradición huidobriana) por la historia y sobre todo sudamereando (en rumbo por Sudamérica en este neologismo saavedriano), sintetizándolo en estos versos: mi lenguaje podía ser / la emoción mundial de los pueblos, o también: aluciné con la tierra prometida de mis textos. Al final uno se queda con la impresión de que el poeta aquí es un testigo privilegiado del Apocalipsis del capitalismo trans-nacional de nuestros días. Esto se plasma en imágenes de notable riqueza plástica como por ejemplo: Mirándome como a una puta de San Camilo / de puro rouge en su ansiedad.
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Pero lo que salva al imaginario viajero-poeta es su Bolchevique Emotion. Es decir, el corazón bien a la izquierda, especie de argamasa que va conectando los ladrillos de su estructura poética. Porque ya sabemos que esta historia está dopada, manoseada / desde siempre como se nos anuncia desde el principio, el poeta se propone Reconstruir una memoria. Y para eso el vuelo, el viaje, este libro. De la manera más inesperada: Ascendí entonces en un ascensor o sencillamente: me subí a un micro. Después de su búsqueda, el poeta llega a decir supe que la identidad no era sino un puñado de / polvo en las manos. Entonces sigue su camino y afirma: con mi armazón retro escalerié el Monte Santa Utopía. Aquí está funcionado la bolchevique emotion a pesar de que la única realidad con que podemos contar es la Revolución consumista y la Creatividad mall o fusiones raras, producto de la alienación y/o el mestizaje: Como se ve a una madona mapocho / lucir su cabellera nórdica.
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Estamos ante una realidad usaísta vitrina como la califica el poeta. Es decir, bajo el imperio del gran capital de los Estados Unidos de América (USA). De ahí usaísta, uno más de los abundantes neologismos de Saavedra. Pero él se define así: Yo, Bolchevique Emotion; Yo, el Sr. Sudaca. Por eso comprendemos el tono de su caprichosa adjetivación: El sol salía Kremlin cada mañana. Mas no se piense en una poesía panfletaria ni menos complaciente. Aquí el poeta -épico de raigambre nueva- vive (y sobrevive) en constante confrontación con la realidad y con los demás. Esto se plantea poéticamente de la siguiente forma:
estaba tan ola/playa que cuando los vi
mis ojos/sol fueron hielo sangre de mi
estrella nativa
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Muy sutilmente Chile presente, Saavedra se las ingenia para lograr una cálida representación de su pueblo: pude salvarme como todo un Rodríguez.
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En resumidas cuentas lo que Tecnopacha busca en tanto libro, es la consecución del poema capitalista que como tópico aparece una y otra vez entre sus versos. La ironía está en que pese a su feroz crítica contra el Capital, nuestro poeta parece ser el único capaz de lograr ese poema. Y ésa es la contradicción que siempre entraña la buena poesía: en el remolino verbal de su cuestionamiento radical, Saavedra construye su libro (y el poema capitalista) con las propias armas que proyectan y realizan su destrucción.
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En esquinas mundializadas y echando mano a toda la Contracultura el poeta se declara un autoruta posmo y observa: La tribu me aplaudía; aunque poco después –en reminiscencia de El Paseo Ahumada de Enrique Lihn- lo quieran expulsar de la ciudad. Entonces el poeta se va, prendiendo fuego al poema capitalista. Somos notificados que partirá a bolcheviquear o pachamandar. Pero nos deja este canto, este bello libro de rabia, ardor y esperanza que depositará las palabras en sus oídos talados desde antes que naciera el Ecuador, con lo cual la certidumbre metafísica de esta poesía está dada –viajando hasta el origen ontológico del ser y del universo- y además entroncándose con el célebre Ecuatorial (1918) de Vicente Huidobro (prístina manifestación de la vanguardia hispanoamericana). Como no podía dejar de ser, el viaje (el libro) concluye con una partitura musical (en la línea maestra de Ezra Pound), sólo; que en vez de notas, junto a la clave de sol hay Pachas. O sea, nosotros. Nuestra música, nuestra Pacha. Sin duda, somos el sonido del nuevo mundo. O por lo menos, en el visionario magín del poeta Oscar Saavedra Villarroel. Salud!
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[ a los 6 días de setiembre de 2008,
a una hora de Princeton University ]

miércoles, 22 de octubre de 2008

LA CANASTA (Ed. Zignos, 2008) en MILENIO / Tampico - Miércoles 22 de Octubre de 2008

La poesía de Sara Uribe, presente en La Canasta.

Escribe: Miguel Domínguez.
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La selección corrió a cargo del traductor Toshiya Kamei, quien ya la ha traducido. La Editorial Zignos, de Lima, Perú, publicó la antología de poetas latinoamericanas La Canasta, en la que aparece Sara Uribe, quien habiendo nacido en Querétaro, se considera tampiqueña por adopción. Junto a la suya, se publica también la obra de las mexicanas Estrella del Valle, Selfa Chew, Leticia Luna, Isolda Dosamantes y Cristina Rascón Castro; las peruanas Erika Ghersi y Victoria Guerrero; y la española Ana Merino.
La Canasta es una selección y traducción de Toshiya Kamei, quien desde hace tiempo ha traducido al inglés parte de la obra de Sara Uribe y Liliana Blum. De Blum por ejemplo, tradujo el libro The Curse of Eve and Other Stories.
En la presentación de esta antología, Kamei explica el objetivo de su publicación: “Promover la poesía de mujeres hispanas”. Sin embargo, aclara que no tiene la pretensión de ofrecer un panorama completo de esa clasificación de la literatura. “Me doy cuenta de que al incluir a ciertas poetas estoy excluyendo a otras. Además, debido a mi gusto literario, el proceso de selección de las poetas ha sido en gran parte arbitrario”, escribe el norteamericano. En la selección, aclara, también participa la casualidad. “Como traductor principiante, trabajo principalmente con poetas jóvenes cuyas obras han sido poco traducidas. Mis traducciones inevitablemente reflejan mis preferencias e idiosincrasias”. “Cuando enfrenté una serie de elecciones, intenté encontrar la mejor solución para construir un puente sobre el vacío entre los dos idiomas”, concluye.
La autora, aunque nació en Querétaro, Sara Uribe reside desde hace muchos años en Tampico, por lo que es aquí donde comienza su carrera literaria. Ha obtenido premios como el de Literatura del Noreste Carmen Alardín en su edición del 2004; en 2005 obtuvo el Nacional de Poesía Tijuana. Ha publicado títulos como Lo que no imaginas, Nunca quise detener el tiempo y Palabras más palabras menos. Junto a Liliana Blum editó Perros de agua.
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viernes, 10 de octubre de 2008

LA CANASTA / Selected and translated by TOSHIYA KAMEI

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TOSHIYA KAMEI: Traductor de The Curse of Eve and Other Stories (Host Publications, 2008) por Liliana Blum y la plaquette Collection: Ekphrastic Poems por Ericka Ghersi (Canvas Press, 2007).
Para mayor información, visiten:
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AN ANTHOLOGY OF LATIN AMERICAN WOMEN POETS
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Estrella del Valle. Nació en Córdoba, Veracruz. Es egresada de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Estudió Letras Hispanomexicanas en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. En 2000 ganó el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta por Fábula para los cuervos y el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde por La cortesana de Dannan. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en varias revistas como The Bitter Oleander, Burnside Review, Diner e International Poetry Review, entre otras. Actualmente radica en Los Ángeles, California.

Selfa Chew. Nació en la ciudad de México en 1962. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México y tiene sus maestrías en Creación Literaria e Historia de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). Es miembro del consejo editorial de la revista Revista de Literatura Mexicana Contemporánea y editora de la revista literaria BorderSenses. Actualmente cursa un doctorado en Historia en la UTEP. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en las revistas Common Ground Review, The Griffin, Upstreet y Versal.

Victoria Guerrero. Nació en Lima, Perú, en 1971. Estudió Literatura en la Universidad Católica del Perú. Actualmente cursa un doctorado en Literatura en Boston University. Es editora de la revista literaria Intermezzo Tropical. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en las revistas Loch Raven Review, Monday Night y Shadowtrain (Inglaterra). / Perú
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Sara Uribe. Nació en Querétaro in 1978 y desde 1996 radica en Tampico, Tamaulipas. Cursó Filosofía en el Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas. Actualmente se desempeña como directora del Archivo Histórico de Tampico. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en las revistas Grasslim, Greatcoat y Shearsman (Inglaterra).
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Leticia Luna. Nació en la ciudad de México en 1965. Estudió Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México y obtuvo su maestría en Creación Literaria en el Centro de Estudios Casa Lamm. Es co-editora de la Trilogía poética de las mujeres en Hispanoamérica (2004). Dirige las Ediciones La Cuadrilla de la Langosta. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en las revistas The Bathyspheric Review, Common Ground Review, The Dirty Goat, Illuminations, Shearsman (Inglaterra) y Visions International.
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Isolda Dosamantes. nació en Tlaxcala en 1969. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Estudió creación literaria en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Se ha desempeñado como profesora en el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, China. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en The Griffin, International Poetry Review, Loch Raven Review y Minnetonka Review.
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Ericka Ghersi. Nació en Lima, Perú, en 1972. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad San Martín de Porres y obtuvo su maestría en Español de Bowling Green State University. Recientemente terminó su doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Florida. También se desempeña como profesora adjunta en Stetson University. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en Common Ground Review, International Poetry Review, Parthenon West Review, Poetry Salzburg Review, RHINO y Versal.

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Cristina Rascón Castro. nació en Sonora en 1976. Estudió Economía en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y recibió una maestría en Política Pública Comparada en la Universidad de Osaka. Se ha desempeñado como profesora en el ITESM, e imparte talleres de literatura japonesa y creación literaria. Actualmente trabaja como consultora independiente. Entre los poetas japoneses que ha traducido se encuentran Shuntaro Tanikawa, Rin Ishigaki, Machi Tawara, Yuko Hirose y Mitsuo Aida. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en la revista Loch Raven Review.
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Ana Merino. Nació en Madrid en 1971. Ha ganado los premios Adonais y Fray Luis de León de poesía. Cursó Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid. Obtuvo su maestría en Literatura Española y Latinoamericana de la Ohio State University y su doctorado en Lenguas y Literatura Hispana de la Universidad de Pittsburgh. Actualmente es profesora asistante de español en Dartmouth College. Radica con su esposo, el pintor español Félix de la Concha, en New Hampshire. Traducciones al inglés de sus poemas han aparecido en las revistas Controlled Burn, Gentle Strength Quarterly y Sirena.

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El objetivo de esta antología es promover la poesía de mujeres hispanas. Sin embargo, como cualquier antología, dista mucho de ser completa. Me doy cuenta de que al incluir a ciertas poetas estoy excluyendo a otras. Además, debido a mi gusto literario, el proceso de selección de las poetas ha sido en gran parte arbitrario. También la casualidad influyó en mi selección. Como traductor principiante, trabajo principalmente con poetas jóvenes cuyas obras han sido poco traducidas. Mis traducciones inevitablemente reflejan mis preferencias e idiosincracias. Cuando enfrenté una serie de elecciones, intenté encontrar la mejor solución para construir un puente sobre el vacío entre los dos idiomas.

Toshiya Kamei

BAGUAL de FELIPE BECERRA CALDERÓN

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Felipe Ignacio Becerra Calderón. (Viña del mar, Chile, 1985) estudia licenciatura en letras en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha participado en el taller de novela de Jaime Collyer, en el taller de poesía de Héctor Hernández Montecinos y el taller de cuento de Alejandra Costamagna. Ha obtenido el Primer Premio en el Concurso de Creación Literaria Joven “Roberto Bolaño” en las categorías de Cuento y de Novela 2006 y la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en la Categoría Novela 2008. Ha participado en variados encuentros de poesía joven como Violento Sur, Bonsái, Perros Héroes, Riesgo País, Autores de Noche y Sur Itinerante. Forma parte del Colectivo apuntes/ amputes.
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Un libro de guardia que desoculta, que soporta una materialidad desierta en su decir y en la censura de su habla la marginación de un cuerpo como ironía. El libro de apuntes institucional permite la verificación de un acontecer mediante la lectura de su entorno, esto es, la fractura de una huella disipada que actúa siempre como política, como escritura. La noción de peladero, la sequedad con que la letra va socavando su devenir, el flujo gramático con que la pesadilla del nombre riega la narrativa, el lenguaje –barthesiano- como hurto, hacen de bagual un espacio desfigurado por la idea que lo trama. La palabra aterriza aquí para simularnos actuales de una historia que no es posible dejar de interrogar –para mostrar el modo cómo la fisura de ésta nos va delineando-. Felipe Becerra trabaja sobre una materialidad devastada, esa pérdida nos piensa siempre como poema. Su singular pertinencia admite su política en la medida en que esa devastación nos conmine a pensar la literatura y sus condiciones de posibilidad más que a saberla. Bagual es para nosotros la frágil intimidad del desierto y su palabra.
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Rodrigo Morales

TECNOPACHA de OSCAR SAAVEDRA VILLARROEL

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Oscar Saavedra Villarroel. (Santiago de Chile, 1977). Licenciado en Educación. Becado por la Fundación Pablo Neruda en el 2005. Ha participado en encuentros nacionales e internacionales de poesía. Ha obtenido varias menciones en diversos concursos (Juegos Florales Gabriela Mistral 2008). Un adelanto de su proyecto poético dOPING hISTÓRICO fue publicado en "Anomalías, 5 poetas chilenos" (Editorial Zignos, 2007). Poemas suyos han sido traducidos al portugués. Es editor literario de la revista indie.cl, organizador del encuentro nacional de poesía Descentralización y director de la editorial Andesground.

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Supe de Oscar Saavedra Villarroel en mi primera visita a Santiago de Chile, el año 2006. Era una madrugada de octubre, cuando el poeta Alexis Donoso, señalándolo, me dice: él es Oscar Saavedra. Eso fue todo. Tres meses después, ya en Lima, preparamos con Alexis una muestra de 5 poetas jóvenes chilenos, uno de los seleccionados fue Oscar. Publicamos un adelanto de lo que será su proyecto dOPING hISTÓRICO; desarrollado en cinco partes. TECNOPACHA, el libro que ahora edito, es su primer volumen. Sin ánimo de pontificar, estoy convencido, se trata del primer documento político que recoge, en código verso, la lengua de una Latinoamérica desgarrada y ansiosa por decir mucho más allá de ese registro escritural que suele perderse en los laberintos de la retórica efectista. Por eso, este libro, es un aporte fundacional. Aquí recuperamos al poeta épico, al artista como crítico de su contexto, al hombre que se duele y denuncia. TECNOPACHA tiene la virtud de conmovernos, su lectura nos ubica frente a nuestras cartografías internas y externas. Nada se guarda el poeta, todo lo grita como un himno ancestral que hemos venido repitiendo desde siempre, pero aquí la lengua, su lengua, nuestra lengua, se levanta como un fakir para lanzarlo como un grafiti posmo sobre la ciudad incendiada. Sobre la ruta andes donde Ofuscado me tendí entre alimañas tercermundistas, / entre la flora artificial del hambre que dibuja un paraíso de metal.

Harold Alva

COLECCIÓN AZERTIJO: ANOTACIONES & PLAQUETA PARA MARÍA

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Daniel Maguiña Contreras (Lima 1984). Cursa un taller de Poesía en el CCPUCP en el 2003. En el 2004 un taller de poesía y cuento en el centro cultural de la UNFV. Se ha presentado realizando recitales con Moiras y Jade siendo miembro de ambas agrupaciones en distintas épocas. Realiza performance con música y poesía en el centro cultural Antares, ésta vez en el grupo, Quimera. Es colaborador de la revista CASA DE ASTERIÒN de la facultad de comunicaciones de la UNFV publicando textos y dibujos. Forma parte de la red de poetas en un blog virtual llamado URBANOTOPÍA. Actualmente estudia Arquitectura en la universidad Ricardo Palma.
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Omar Rosario Rodríguez. (Lima 1985), cursa una vida complicada llevada al arte y a esconder papeles y maderas, comparte un mundo bohemio donde las letras son sus rasgos y sus palabras son su silencio, presenta su primera obra literaria dando a Maria como su realidad en una plaqueta de cronicas compartidas. Actualmente estudia Arquitectura en la Universidad Ricardo Palma.